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Giorgetti: “Una despoblación dramática pero la política la ignora”

Giorgetti: “Una despoblación dramática pero la política la ignora”

Disminución de la natalidad, envejecimiento, despoblación. Italia, como muchos otros países avanzados, debe afrontar un cambio demográfico que, en algunos casos, adquiere dimensiones dramáticas y que, en forma de necesidades de bienestar, salud y seguridad social, inevitablemente afectará las finanzas públicas, empezando por la deuda. El ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, resume así el complejo problema de la demografía.

Habla de cifras despiadadas, de zonas del país que se están vaciando, de comunidades que se están muriendo. Asegura que el gobierno ha trabajado en el problema desde su toma de posesión, pero también destaca la magnitud del problema, que se remonta a décadas atrás, y acusa a la política de no priorizarlo, incluso de dejarlo de lado, a pesar de la evidencia que todos conocen. Las tendencias que se desprenden de las cifras son inequívocas.

En 2024, la fecundidad se mantuvo estable en el Centro en comparación con el año anterior (1,12), pero el Sur y el Norte experimentaron una contracción; en particular, el Sur alcanzó un nuevo mínimo (1,20), mientras que el Norte se situó en 1,19. A medio y largo plazo, el descenso de la población será generalizado en todas las divisiones territoriales, pero mucho más sostenido en las regiones del sur, tradicionalmente cuna de los nacimientos y las familias numerosas.

En el sur, especifica el ministro de Economía, la población podría disminuir en 3,4 millones de habitantes para 2050 y hasta en 7,9 millones para 2080. El problema más visible es el de las zonas del interior, habitadas casi exclusivamente por una población mayor y donde, como explicó también Tommaso Foti, al problema demográfico se suma el de la planificación de los recursos: «frente a los 1.200 millones asignados para el periodo 2014-2020, tenemos 5.814 proyectos presentados», pero «en términos de gasto» estamos en el 38%, destaca el ministro de Políticas de Cohesión.

Es precisamente este marco general el que debe impulsar la acción política, no solo con intervenciones directas e inmediatas, como medidas fiscales, bonificaciones o la revisión del ISEE, sino también con un cambio de enfoque. Giorgetti explica que el aumento del PIB per cápita que Italia está experimentando, precisamente gracias a la disminución de la población y al aumento del empleo, puede ofrecer margen para políticas específicas y sugiere la oportunidad de cambiar el enfoque del crecimiento cuantitativo a la calidad, de la lógica del «más» a la del «mejor».

Un ejemplo proviene de las escuelas: el número de estudiantes está disminuyendo visiblemente; del curso académico 2018-2019 al 2022-2023, la disminución fue del 5,2 %, compensada solo parcialmente por el alumnado extranjero. Por lo tanto, es necesario replantear las estructuras, el personal y el gasto. «Para estas tres variables, considerando su reducción cuantitativa, será necesario aspirar a una mejor calidad», subraya el ministro.

Otro problema es el de los flujos migratorios, no solo los de entrada, de los que tanto se habla, sino también los de salida, de jóvenes que se van a trabajar al extranjero tras formarse en Italia y de quienes trasladan su residencia atraídos por condiciones fiscales más favorables. Un «salvaje oeste» que debería gestionarse a nivel europeo para evitar la polarización entre países más o menos ricos.

ansa

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